justo cuando crees que nada más puede sorprenderte llegas a casa y en el portal, bueno, apoyadas delante de los coches, tres prostitutas charlan atónitas con un chico cuyas manos apretan un ramo de rosas, este lo entrega a una de ellas y se va. Ella se muestra sorprendida y una sonrisa dibuja su demacrada faz.
Me quedo pensando, tal vez haya sido una decepción amorosa.. y el chico debe decirle..
– almenos tú no te escondes.